17 de octubre de 2009

Consejo bursátil-musical



A quien en tiempos crisis quiera aventurarse a invertir un dinero en la bolsa tiene dos opciones: Comprar telefónicas y esperar diez años para venderlas o, lo que yo vengo aconsejando: jugar con contratos de futuros. Si tenemos en cuenta que el acuerdo adoptado con el mercado obliga a ambas partes a comprar o vender un número determinado de valores denominado como activo subyacente, siempre es en una fecha futura pero establecida de antemano. Si compramos contratos de futuros, lo que hacemos es adoptar una posición “larga” teniendo el derecho a percibir en la fecha del vencimiento del contrato el activo subyacente que ha sido el objeto de la negociación, y del mismo modo quien vende estos contratos adopta una posición “corta” ante el mercado de modo que al vencer el mismo deberá entregar el activo subyacente inicial, eso sí, recibiendo a cambio el importe correspondiente que se acordó en la negociación del contrato de futuros. Pero aunque esto pueda hacerse con la finalidad de mantener el acuerdo hasta la fecha del vencimiento, también puede utilizarse como referencia y medio especulativo o de cobertura incluso cerrando la posición con una operación de signo contrario a la inicialmente efectuada originando así una amalgama de posibilidades de generar beneficios a la vez que aportando liquidez para que quienes quieran efectuar operaciones de cobertura tengan su correspondiente contrapartida.

Pero como esto es un poco líoso, vamos a relajarnos escuchando el segundo movimiento Allegretto de la séptima sinfonía de Beethoven, sin duda una de las páginas más hermosas del compositor, donde el ostinato inicial compuesto por una negra y dos corcheas se repite incesantemente desarrollando toda la trama de la obra. Al igual que en el mundo bursátil, para que unos ganen otros tienen que perder, y en este caso, la melodía es mera espectadora de lo que ocurre a su alrededor. Sin embargo, la fuerza de la base armónica junto a su impertérrito e incesante patrón rítmico, es demoledora.

El día del estreno de esta sinfonía, el público mandó repetir este movimiento, con el que ahora podemos deleitarnos de la mano de Karajan y la Sinfónica de Berlín.

¡No va más!...


5 comentarios:

  1. Hola...

    Extraordinaria forma de mezclar la música con la vida diaria..

    Un saludo y buen fin de semana

    ResponderEliminar
  2. Prefiero el Allegretto, todo lo otro es muy denso!!! y yo tengo el conocimiento justo pa pasar el día ;-);-)

    Besos

    ResponderEliminar
  3. Menos mal que nos has puesto música, porque no me enteraba de nada!

    Von Karajan, gran director, pero persona repugnante y un nazi acabado. Gran talento musical el tío, eso sí!

    ResponderEliminar
  4. ¿Si viera el repelus que me da eso de los valores, la liquidéz y la bolsa?, son temas tabu debido a mi estado financiero, es como mencionarle la carne a un desdentado.
    La sinfonía 7 de Bethoven es más placentera y menos agresiva.
    De Karajan se han dicho cosas muy controversiales,que si ayudó a los músicos judíos, que si se la pasó alabando a los nazis, que si si, que si no. Lo único que se sabe con certeza, es que llevó la música de los grandes compositores clásicos a todas partes del mundo.
    Reciba mi afecto: Doña Ku

    ResponderEliminar
  5. Doña Ku... lo de que Karajan apoyó a los nazis, no es un rumor. Es un hecho. Era miembro activo del partido y no tuvo ningún reparo en admitirlo toda su vida.

    ResponderEliminar