Llevo un tiempo pensando en poder impartir una asignatura en el Conservatorio cuyo cometido fundamental fuese que los alumnos pudiesen ver y oír música en la propia clase, fomentando el diálogo entre ellos y proporcionándoles una visión educativa al mismo tiempo, de modo que no se sintiesen meros espectadores como le suele ocurrir el único día del año que asisten a un concierto de música seria. De modo que, tras meses de trabajo y dar forma a la idea, he presentado un proyecto para que dicha asignatura venga a formar parte de las asignaturas optativas que se imparten en el último Ciclo de Enseñanzas Profesionales en todas las especialidades instrumentales. Dicho proyecto, ha superado ya varias "barreras" necesarias para poder ser aprobado; El propio Departamento de Piano, la Comisión de Coordinación Pedagógica, el Equipo Directivo, el Claustro de profesores en pleno -que tuvo que reunirse expresamente de forma extraordinaria para este asunto como único punto del orden del día- y hasta la propia Dirección Provincial a través de la opinión del inspector, han sido testigos de la propuesta apoyándola unánimemente en pro de la calidad de la enseñanza y de lo que parece, a priori, una idea tan enriquecedora como innovadora para la formación del alumnado y que, en este aspecto y desgraciadamente, suele estar bastante descuidada.
Pues bien, debe existir aún un organismo de inspección de orden superior –de cuyo nombre no me acuerdo porque mi memoria no da para más- que me ha pedido, a través de la gestión realizada por el propio centro, una ampliación de los contenidos generales, en primer lugar, un triple desglose de los criterios de evaluación -criterios de calificación, procedimientos de evaluación y los propios criterios iniciales- en segundo lugar, y, por ultimo, una última ampliación del apartado que contiene dichos criterios de evaluación que, al parecer, estaban aún algo escasos. Y tras convertir la programación inicial en otra, con el mismo contenido pero triplicando su volumen, el mismo “Ente” u organismo superior en materia de ignorancia educativa, insiste todavía en que es estrictamente necesario ampliar aún más el ínclito apartado 7 para que la globalidad del proyecto pueda ser aprobado y que casualmente es el que incluye la tercera revisión de los malditos criterios de evaluación.
Por tanto, he tomado la decisión de aprovechar mi blog para ofrecer la programación completa de la asignatura a quien tenga a bien presentarlo en otros Conservatorios como idea propia, pues tiene mi total consentimiento para utilizar el texto y, en definitiva, rescatar la idea. Y confiando y deseándole toda la suerte del mundo al osado que tenga más tragaderas que el pelícano del Mioceno, me retiro, pues tengo absolutamente clara una cuestión: No entra dentro de mis funciones como profesor de piano seguir haciendo literalmente ¡el memo!, ni en persona ni, mucho menos, por escrito.
Lo siento por los futuros alumnos, ya que conozco a fondo el rigor de la propuesta y tu altísima capacidad para llevarla a cabo.
ResponderEliminarUna verdadera lástima.
Besos,
diego
Viva la burocracia de este país... así vamos!
ResponderEliminarA todas las buenas ideas les ponen trabas y eso que les dan el trabajo hecho.
ResponderEliminar¡Cuantos proyectos buenos se pierden en este pais de LISTOS!
Lo siento. Un beso primo
Nuria