21 de marzo de 2010

¿Copa o vaso? (16)




La chica de Ipanema, popular y hermosa canción de bossa nova compuesta en 1962 por el compositor, pianista y guitarrista brasileño Antonio Carlos Jobim, es sin duda una de las más pegadizas y conocidas de su repertorio. El guitarrista Jim Greninger, además de ser el primero invitado por la Julliard School en Nueva York, debutar en el Carnegie Hall y estudiar con el mismísimo Andrés Segovia, viene haciendo las delicias de sus seguidores con interpretaciones como ésta.





Pero cuando un instrumento como la guitarra cae en manos de alguien que se ha tomado doce chupitos de anís el mono antes de desayunar, o de quien simplemente porta pabellones auditivos en lugar de oído a ambos lados de la cabeza, las consecuencias pueden llegar tan desastrosas como impredecibles. La siguiente versión es muestra evidente de ello donde el “ejecutor” consigue alcanzar un punto culminante de lirismo poético, como mandan los cánones, en el minuto 4’ 18’’ y cuya magia consigue mantener durante unos gloriosos segundos elevando la expresividad a sus cotas más altas y sublimes.





Aunque si podemos considerar a Arnold Schönberg como a uno de los principales artífices de la desintegración de las funciones tonales en la música, el individuo que viene a continuación termina de machacarlas y pisotearlas en su totalidad, aunque, eso sí, de un modo cuanto menos inapropiado. Conseguir ver el video completo -yo aún no he podido- podría considerarse de una auténtica machada.



1 comentario:

  1. El primero bien. Elegante el hombre. Tocando la guitarra, claro. Porque esa americana que lleva no me gusta nada. Le hace caído de hombros.
    No se me meta con el segundo. Simplemente no afinó bien la guitarra. Pobrín.
    Llegué al final del tercer vídeo. No sé si machada, pero tortilla de tranquimalzin fijo que me toca hoy de cena. Al final el tipo se pone la gorra bien y se quita el esparadrapo que le sujeta el puente de las gafas. No vea como cambia el asunto.

    Y hace poco alguien me dijo que Ipanema estaba por Valladoliz, pero esa es otra historia que ahora no viene a cuento.

    Un saludo.

    ResponderEliminar