6 de noviembre de 2009

¿Copa o vaso? (14)




Existe un antes y un después en la historia de la evolución del piano que no tiene nada que ver con Bartolomeo Cristofori, y ese fue el día sin duda en el que Vladimir Horowitz puso en pie a la Casa Blanca al inicio de un recital irrumpiendo con los acordes del himno americano. Les dejo con este momento histórico que no tiene desperdicio.





De entre todas las versiones que han podido surgir desde entonces, he querido restacar una muy singular para Bate de beisbol eléctrico.




Pero la pregunta que se han formulado miles de historiadores posteriores al legendario recital de Horowitz, es si el arreglo del himno corresponde al mismísimo Rachmaninov o es simplemente una leyenda, pero hoy, aquí, en la tortilla de patata, tenemos el privilegio de comprobar cuáles fueron los orígenes de tal inspiración a través del siguiente video.

En el memorable arreglo que viene a continuación, el intérptete despoja literalmente al piano, quedando la tonalidad totalmente definida en el acorde del segundo 10’’ y es en el segundo 26’’ donde podemos constatar con certeza que el pianista va a tomar ciertos riesgos en la ejecución. Hubiera afirmado rotundamente que el punto culminante se sitúa en el minuto 1’ 13’’ pero lo mejor está por llegar. La segunda mitad del arreglo consiste en una variación que eleva las posibilidades técnicas del piano a sus más altas cotas, y salvo un pequeño percance con la nota DO en el minuto 2’ 03’’ donde casi tienen que llamar a la asociación “Salvemos al DO”, el pianista, en un alarde de técnica brutal, esquematiza de manera ejemplar en el minuto 2’ 11’’ la ejecución de varias octavas desplegadas al más puro estilo Kárate Kid, concluyendo de este modo con un si bemol, poderoso, como mandan los cánones del desarrollo de la tensión.

4 comentarios:

  1. Jolín, Pepe, vamos a tener que invitar al último a que venga a dar un curso al conservatorio. Es ya casi como de la familia. Jejjejejejejeje

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  2. Recuerdo perfectamente un seminario sobre la empresa moderna, donde el ponente se pasó un rato explicando por qué Horowitz ("¿A que no hay nadie aquí que conozca a este señor vejete que sale tocando en el vídeo? Vale, una mano, allí al fondo...") ya no vendía, en comparación con un chaval dinámico, con "sponsors", su propia gama de pianos, que salía en anuncios y además de ser muy bueno, tenía nombre chino, Lang Lang, que es un mercado muy grande como para descuidarlo...

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  3. Me gusta oir el piano, es mas de vez en cuando voy a escucharlo tomando una copa.
    Muy interesante tu post.
    Con cariño
    Mari

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