9 de agosto de 2009

Cositas finas



Es evidente que con buena materia prima el resultado culinario es siempre más exitoso. Pero incluso cuando el género es de primera calidad, el final feliz depende siempre de la mano del cocinero y, especialmente, del esmero y amor que ponga en su preparación.

Les dejo disfrutando de este corazón de carrillera de ternera blanca con lágrima de praliné y cebolla confitada junto a su salsa de tinto de la región y polvo de hierbas aromáticas, mientras escuchan la Consolación nº 3 de Liszt interpretada por Vladimir Horowitz. Seguramente, esta legendaria versión del Maestro en el Musikverein de Viena tenga mucho que ver con la próxima entrada en la tortilla de patata.

Excelente materia prima en las mejores manos.

1 comentario:

  1. Este tipo de comida de diseño y minimalista siempre me ha encantado si está bien hecha, pero reconozco que con lo zampona que soy me quedo siempre como que a dos velas... :)
    El acompañamiento musical es lo que más me flipa.
    Besis.

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