24 de abril de 2010
18 de abril de 2010
Autoridad desigual
Ayer me disponía a entrar mi casa por el garaje tal y como lo vengo haciendo diariamente desde hace siete años, accediendo al mismo por la única calle posible para hacerlo y en la que figura una señal de prohibido el paso “excepto a vados autorizados”. Cuando doblo la esquina me aguarda una patrulla de policía, cuan ave rapiña esperando a su presa, quien me detiene. Baja un agente y, de muy malos modales, me indica:
Poli: “¿No ve usted la señal de prohibido el paso?, lo que debería usted hacer es dar la vuelta entera -indicándome con el dedo- como todo el mundo”.
Yo: “Disculpe, pero creo que se está equivocando. Yo vivo ahí y el único acceso que tengo para entrar a mi garaje es éste. Además, ¿no ha visto usted que bajo la señal de prohibido hay una indicación que pone -excepto vados autorizados-?”.
El agente -que debía ser el primer día que pasaba por allí- comienza a ponerse pálido, pero no por menos que abandonar su tono amenazante y con tintes evidentes de mala educación, va a comprobar la señal y a su regreso me dice:
Poli: “Tiene usted razón. Disculpe y prosiga su marcha”.
Yo: “Acepto sus disculpas, no se preocupe. Pero son 200 €. ¿O acaso me perdonaría usted la multa si soy yo quien no hubiera visto la señal?...”